Hoy las empresas son protagonistas de la revolución digital, un enorme reto que exige nuevas capacidades a nivel de recursos técnicos y humanos. En dicho escenario las compañías planifican cada año un extenso portafolio de iniciativas, si bien ya sea por tiempo o presupuesto éstas no siempre pueden concretarse. Este resultado se produce por cambios en los contextos sociales, modificaciones en las prioridades y, generalmente, por contingencias que no están contempladas en los planes estratégicos.
Las iniciativas tienen que comprenderse como soluciones que son necesarias para mi negocio, principalmente para poder alcanzar determinados objetivos. Por ejemplo, la organización quiere implementar una base de datos, o un software que me permita monitorear inventarios de manera online, o una línea de productos por medio de una campaña comunicacional o bien el desarrollo de un sistema de planificación de recursos empresariales o iniciativas que me podrían ayudar a eficientar los procesos de comunicación entre diversas áreas. Estamos hablando de soluciones de mediano y largo plazo, las que a su vez traen aparejadas otras mejoras. Es así que las soluciones son mucho más que la resolución de un problema concreto, es decir, trasciende a objetivos particulares como el incremento de un determinado porcentaje de mis ventas.
En todo este proceso es clave trabajar en una adecuada descripción y análisis de problemas, para así poder identificar la contingencia correcta, la que finalmente debe incidir en los indicadores de negocio hacia la dirección correcta. En este camino es importante innovar y los empresarios y emprendedores todavía tienen mucho que trabajar en ello. Por ejemplo, la última encuesta de innovación realizada por el INE indicó que las empresas en Chile tienen una tasa de innovación del 15.1%, si bien aquel número corresponde principalmente a ciertas adaptaciones tecnológicas. A nivel de Latinoamérica la cifra tampoco es alentadora. El Banco Mundial señala que, en la mayoría de los países de América Latina y el Caribe, la inversión en innovación está por debajo del 1% del PIB (Según el índice Mundial de Innovación 2019).
Identificar las soluciones más idóneas para dar respuesta a los verdaderos problemas
En este panorama es relevante preguntarnos sobre un estado previo, que antecede a una implementación tecnológica. Esta corresponde a la pregunta sobre cuándo se tiene que innovar. Y la respuesta, para que sea efectiva y oportuna, se vincula con la selección del problema correcto.
Muchas organizaciones invierten millonarios recursos, pero sin un foco claro. Por eso, es clave evitar perderse y obsesionarse en los problemas tecnológicos. Los desafíos corresponden al negocio. Esto significa que, si como empresa quiero enfocar una estrategia de venta en experiencias, por ejemplo, en soluciones remotas y digitales, tengo que reflexionar primero y preguntarme si lo que quiero es que mis clientes accedan a mis productos y servicios en forma remota. Ahí el sentido de mi negocio cambiará y mediante la tecnología se fortalecerá porque adaptaré soluciones para concretar el propósito descrito.
Es importante recordar que la tecnología no es un fin en sí mismo, sino más bien una diversidad de herramientas para dar respuestas a problemáticas mucho más profundas, y que se vinculan con mis propósitos empresariales.
Poner al cliente en el centro y diseñar la experiencia para resolver el problema adecuado es fundamental, ya que aquella práctica me entregará mejores resultados. Por tal motivo, el rol de un buen proveedor de tecnología es ayudar a identificar el problema adecuado, de modo de poder seleccionar la solución más oportuna, adecuada, rentable y eficiente. Los proveedores de servicios tecnológicos somos un guía, a la vez que contribuimos con la identificación de necesidades. No se trata de comercializar una solución sólo a partir de un criterio económico o financiero, sino que es un ámbito mucho más integral.
En TOC Biometrics no sólo proporcionamos soluciones de biometría que son modernas y disruptivas, sino que además entregamos un servicio de acompañamiento que se sustenta en una asesoría estratégica, y a la medida de las necesidades de nuestros clientes.
Para ello, y desde nuestra experiencia, es clave que las empresas estén abiertas a las sugerencias y a los cambios de paradigmas. De este modo, los negocios se revitalizan y consiguen identificar las soluciones más idóneas para dar respuesta a los verdaderos problemas.
